Historia e himno

Historia

Este municipio compuesto por Lobras y Tímar nació durante los primeros años de dominación islámica, aunque la existencia de una antigua explotación de mercurio, ahora inactiva, nos sugiere que, con toda probabilidad, existía un asentamiento anterior, como también parecen demostrar los topónimos de Lobras, de origen celta, y Tímen (Tímar), posiblemente de origen íbero, además de algún resto arqueológico de origen íbero-romano encontrado en el municipio. De cualquier manera, las primeras noticias escritas que tenemos de Lobras y Tímar, aunque indirectas, las proporciona Ben Aljatib (1313-1374), ministro de Mohamed V, citando la descripción del Reino de Granada hecha por un escritor del S. XII.

En tiempo de los moriscos, la población total de los dos pueblos era de cincuenta y ocho vecinos, entendiendo por vecinos la unidad familiar. Teniendo en cuenta que en Lobras había treinta y seis casas y en Tímar veintidós, la población debía estar en torno a doscientos dieciseis habitantes en Lobras y ciento treinta y dos en Tímar.

Lobras y tímar sufrieron los avatares de la Guerra de la Reconquista y los violentos episodios provocados por el levantamiento de los moriscos, expulsados tras la represión de los ejércitos de Juan de Austria. El estado en que quedaron las casas despues de la guerra de los moriscos fue lamentable, resultando la inmensa mayoría hechas un solar. Se desconoce el estado en que quedó la Iglesia, que ya existía (aunque no la plaza), ya que aparece en la descripción de algunas lindes de esa época.

El despoblamiento sufrido en la comarca tras la expulsión de los moriscos tuvo su reflejo en Lobras y Tímar. En 1572 se lleva a cabo el mojonamiento para el reparto de suertes y repoblamiento de estos pueblos. Se establecen veinte suertes, para veinte vecinos, diez en cada pueblo. En 1574 hay establecidos diez vecinos en Lobras y ocho en Tímar, cumpliéndose todas las condiciones puestas a los repobladores, entre ellas, que procedieran de fuera del Reino de Granada: cinco procedían de Zaragoza, cuatro de Ciudad Real, tres de Orense, Dos de Córdoba, uno de Madrid, uno de Oviedo y uno de Melilla.

Gracias al Catastro del Marqués de la Ensenada, podemos conocer cuál fue la evolución de la población dos siglos después. En 1752, había ciento nueve familias, sesenta y ocho en Lobras y cuarenta y una en Tímar. La población total era de doscientos treinta y dos habitantes en el primero y ciento ochenta y dos en el segundo. De las veinte casas que había en tiempo de los moriscos, pasó a haber ciento dieciseis, quedando configurados los pueblos prácticamente como están hoy.

Lobras y Tímar junto a sus cortijos, además, tienen una historia singular, en cuanto al cultivo de los morales para la producción de seda. El Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, cuenta cómo se produjo la Repoblación de la Alpujarra Granadina. En esos libros de Apeos y Repartimientos de Lobras y Tímar, se ve reflejado cómo en el reparto de los huertos y tierras, pero no los morales y olivos que tenían plantados. El reparto de los morales se hizo atendiendo, no ya ni tan siquiera al número de morales, sino a la cantidad de hoja suficiente para que cada poblador pudiera criar dos onzas de cría de seda. Así, se daba en ocasiones la circunstancia de que el dueño de las tierras, encargado de labarlas y abonarlas, no lo era de los morales y olivos, que se beneficiaban de esa labor.

 La tradición en el municipio de Lobras en la producción de seda se ha mantenido hasta los años 40 del pasado siglo.

En la Actualidad Lobras conserva su trazado morisco y se reparte el caserío en torno a la iglesia y su plaza. Sorprende la belleza singular de este pueblo, donde las flores, las macetas colorean las angostas calles llenas de casas blancas.

Un paseo por Lobras, es un paseo por la historia reciente de la Alpujarra, las construcciones en su mayoría son antiguas o respetan los elementos arquitectónicos tradicionales, las macetas en la puerta de las casas, en los tinaos, en los balcones, colgadas de las fachadas, llenan este “pueblo de las flores” de color y dice mucho del cuidado de tantas manos, que día a día mantienen el gran milagro, de hacer del municipio más pequeño de Granada, un pueblo hermoso y vivo, abierto al visitante.

Cuando nos visite, lleve sus pasos por cada calle, por cada rincón y viva entre el perfume de las flores y la luz de Lobras, algo de la serenidad que cuidamos tanto.

Tímar, situado a tres kilómetros de Lobras, capital del municipio, es una población, donde el tiempo se detuvo, y ello ha permitido conservar una riqueza en la arquitectura tradicional alpujarreña, que pocos núcleos poseen.

Las “launas” y pizarras, los “tinaos” y vigas de madera al aire, componen un paisaje urbano excepcional, con antiguas casas de gruesos muros encalados. Tímar merece una visita pausada, sin prisas. Recorrer sus calles, hablar con sus gentes, vivir por unas horas la quietud y el alma alpujarreña más profunda, desde esta atalaya sobre campos de huertos y olivos, llevar la mirada al horizonte de la Contraviesa y tratar de adivinar la vida en este pueblo, cuando con más habitantes y sus minas en funcionamiento, era un pequeño oasis de riqueza y seguramente de muchos esfuerzos y fatigas, arrancando a la tierra sus preciados bienes.

Himno de Lobras

Entre rios y lomas, vegas y campos,
entre olor a tomillo, chirrina y miel,
launa, pizarra y cal, vestido de blanco,
bajo las estrellas un manto,
el pueblo de mi querer.

Gentes de casta noble, dura y valiente,
gentes cantando trillas bajo el calor,
hombres, mujeres fuertes, sangre caliente,
compañeros al relente,
piel curtida por el sol.

Lobras, la flor de la sierra,
Tímar, belleza escondida,
con sus cortijos y tierras
guardan gente de valía

Donde hubiera moreras se alzan olivos,
silba el viento en las minas en su esperar,
guardados, escondidos, viejos caminos
y una rueda de molino
sueña volver a rodar.

Pueblos que heredan saberes centenarios,
tacto suave de seda tras el telar,
culturas que resisten más que los años,
por la Acequia e´ los castaños,
cuánta historia que contar.

Lobras, la flor de la sierra,
Tímar, belleza escondida,
con sus cortijos y tierras
guardan gente de valía.


Nuestros padres nos pasaron el testigo,
un tesoro transmitido en un cantar,
un legado que dejar a nuestros hijos,

Lobras, Tímar, sus cortijos,
La Alpujarra de Graná.
Lobras, la flor de la sierra,
Tímar, belleza escondida,
con sus cortijos y tierras
guardan gente de valía.

Autores de melodía y música:

Don Sixto A. Moreno Rebollo y Letra Don Sergio López Lara